miércoles, 1 de junio de 2011

Lean Six Sigma, seis sigma

Si hubiera que explicarlo en dos palabras, se podría decir que Six Sigma es la aplicación del método científico a la resolución de un problema. Con una ventaja adicional: no es preciso ser científico para llevarlo adelante. De hecho, lo más interesante y uno de los motivos de su gran difusión, es que puede ser aprendido por personas de distinta formación. 

Lean y Seis Sigma son metodologías que comparten una misma filosofía y objetivo, pero han tenido un desarrollo diferente.

Lean busca, ante todo, eliminar desperdicio de los procesos y reestructurarlos para hacerlos más eficientes, rápidos y ágiles a la hora de responder a las necesidades de los clientes.
El tiempo transcurrido total (“lead time”) es la principal métrica sobre la que trabaja. Las herramientas son más visuales y la ejecución se estructura normalmente de forma más explosiva (Kaizen Events).

Seis Sigma persigue también la mejora de los procesos aunque en un sentido más amplio y menos definido a priori: calidad, eficiencia, niveles de servicio… Metodológicamente está más ordenado, y hace uso extensivo de los datos para entender el comportamiento de los procesos e identificar mejoras.

 "Básicamente, Six Sigma es una metodología para encarar proyectos cuyo fin es conseguir un ahorro económico, en industrias o servicios"




Consta de cuatro instancias: medir, analizar, implementar y controlar.

Medir implica hacerlo sobre el sistema que está produciendo un gasto excesivo. A partir de ello, es preciso determinar qué variables mensurar. Esta etapa se da por terminada con la asignación de un porcentaje de error de los defectos del sistema.

El siguiente paso es analizar. Conlleva mirar detenidamente esos datos a partir de un riguroso trabajo estadístico. Esta etapa finaliza cuando se encuentra la causa-raíz y se pueden cuantificar financieramente las pérdidas que ella ocasiona.

Le sigue la tarea de implementar. Se trata aquí de resolver la causa-raíz del problema. Con ese fin se efectúa una simulación o una prueba piloto. 

El último paso, relativo a la función de controlar, comienza con un plan de verificación para asegurar que la implementación dé los resultados esperados. Ello incluye el Gerenciamiento del cambio.
Cuando todo está realmente bajo control y se obtienen beneficios económicos mensurables, puede decirse que el proyecto ha concluido.

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