"Alumnos del IPN de México desarrollan un plástico no tóxico, que puede degradarse fácilmente e incluso es comestible"
De acuerdo con estudios de las Naciones Unidas el 70% de los residuos contaminantes que genera la humanidad provienen de los polímeros, es decir del plástico. Como una variable más de nuestra adictiva dependencia al petróleo, elemento popular para la producción de este material, en las últimas décadas nos hemos convertido, literalmente, en una sociedad de plástico.
La típica imagen de una niña linda o un tipo atlético, ataviados deportivamente, con una botella en la mano que contiene una bebida industrial “sana” se nos ha vendido como un ícono de bienestar, de respeto al entorno. Sin embargo, las bebidas embotelladas en plástico son uno de los principales contaminantes y su atuendo elaborado de fibras sintéticas seguramente no favorece a la salud planetaria. El punto de esto es que los medios tradicionales así como la publicidad han contribuido enormemente a que nuestra cotidianeidad se haya convertido en una “polímera existencia”.
Afortunadamente existen iniciativas como la desarrollada por alumnos del Instituto Politécnico Nacional en México. Este grupo de jóvenes recién presentaron un plástico hecho a base de maíz, que es ingerible, no es tóxico, puede degradarse en cuestión de minutos al mezclarse con agua y, por si fuera poco, una vez degradado representa un efectivo abono.
"Si se logra convesrtir estos residuos en abono para plantas se contrarrestara totalmente el efecto contaminante que poseian estos envases de plastico."
El proyecto, encabezado por José Alfredo Carbajal Herrera y Víctor Hugo Reyes García, se denomina Proceso de Automatización Aplicado a la Industria en Procesos de Polímeros Biodegradables en Agua (PAAI). Además, el material que extrajeron es tan flexible que podrá ser aprovechado en diversas industrias como la de juguetes, autopartes, y bolsas de supermercado, entre otros.
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